Entre los TRES ARROYOS: La Pampa Rosa


"Entre los personajes pintorescos que en tiempos pasados conformaron una curiosa galería psicológica en nuestra ciudad, ninguna alcanzó mayor popularidad que doña Rosa Mensé, a quien todo el mundo conocía por el apodo de la Pampa Rosa. Sobresalió (...) por su personalidad rudimentaria y propia de una raza abatida, que la inclinaba al vicio y al desorden, a una suerte de bohemia callajera que servía de divertiment a la gente, principalmente a los muchachones. Es que la Pampa Rosa era una india araucana que no se sabe como vino a parar a estos pagos, presumiblemente a fines del siglo [XIX].
Fallecida en 1928, pocos la recuerdan ya, e incluso para quienes estaban habituados a verla a diario cubriéndose la cabeza con un pañuelo atado a la nuca, montando en cólera ante cualquier provocación de los chicos y arremetiendo con su rústico bastón hecho con una rama, que blandía a diestra y siniestra (...) Antonio Orfanó perpetuò su rostro en el bronce y Tito Menna en el lienzo (...)
Era felíz cuando una mano pródiga le tendía algunos centavos para un vaso de vino, y cuando en los breves paréntesis que mediaba entre una borrachera y otra le era permitido cobrar alguna lucidez, doña Rosa relataba a quienes querían escucharla algo de su vida. Cuentan algunos -y de ello lamentablemente no hay pruebas fehacientes- que la Pampa Rosa recaló por estos campos acompañando uno de los últimos malones, presumiblemente en 1878, formando parte de la chusma (niños, mujeres y ancianos que seguían a los indios de pelea para luego del saqueo, arriar el ganado). Había quedado rezagada de sus compañeros y cuando las fuerzas de represión comenzaron a actuar, debió hacerse la muerta para no ser ultimada. Desde entonces no se movió de estos pagos y casi siempre vivó a la intemperie. Agrega la versión que, fundado el pueblo, en 1884, se la vio siempre metida en algún entrevero, mostrando su carácter de india brava. Con frecuencia protagonizaba tales escándalos que por ese motivo era una visita habitual enla comisaría. La gresca más espectacular fue la que mantuvo con Magdalena Cufiere, alias La Porruda , en 1906. (...) En 1910, durante los festejos del centenario de la Revolución de Mayo en nuestra ciudad, se la vio vendiendo empanadas (...) Murió, el 11 de Julio de 1928, casi centenaria, y, como quiera que hubiese sido su comportamiento y actitudes, su ausencia en las calles tresarroyrenses suscitó cierto sentimiento de nostalgia..."
FUENTE: Album del Centenario de Tres Arroyos. La Voz del Pueblo. 1984

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