Recomendación del mes: "Fuego amigo, crónica del secuestro y la liberación de una periodista en Irak" por Giuliana Sgrena

Un relato autobiográfico, crónica y descripción del Irak íntimo, del Irak antes y después del gobierno de Hussein, antes y durante la guerra... Para conocer una visón de LA GUERRA del siglo XXI? Giuliana Sgrena, una voz italiana en favor del mundo árabe, una periodista en favor dele pacifismo, los derechos humanos y de la mujer en particular secuestrada por la Insurgencia iraquí .


Un rumor de fondo, ráfagas de disparos y pasos sobre un camino mojado. Así les llegó a los compañeros de Giuliana Sgrena su última noticia. Cuando se la llevaban, la periodista llamó por teléfono a su compañera Barbara Schiavulli, con quien trabajaba a menudo. Sgrena acababa de salir de la mezquita suní de Al Mustafah, quería entrevistarse con familias de refugiados de Faluya e iba acompañada de su chófer y su intérprete. Poco después de conocer la noticia, sus colegas de 'Il Manifesto', un periódico emblemático en Italia por tratarse del órgano oficial del Partido Comunista, confesaban encontrarse en plena conmoción. Había llamado a la redacción apenas a mediodía para contar las últimas novedades.
El problema principal que afrontaba el Gobierno italiano era determinar el móvil del secuestro, una acción sorprendente si se piensa en la trayectoria de esta mujer, experta en el mundo árabe y con una militancia activa en el movimiento pacifista de más de 20 años.
Después de un mes de cautiverio, Sgrena era liberada. Pero la alegría duró poco ya que el coche en el que viajaba hacia el aeropuerto de Bagdad fue tiroteado por soldados de EEUU. En el incidente perdió la vida el agente del servicio secreto italiano Nicola Calipari, que actuó de escudo de Giuliana. La periodista, por su parte, fue herida en el hombro.
Giuliana Sgrena trabaja para 'Il Manifesto' desde 1988. Nació en Masera, una localidad de la región norteña del Piamonte en 1948 y estudió Periodismo en la Universidad de Milán.
Empezó su vida profesional a principios de los años 80 en la revista 'Paz y Guerra'. Posteriormente pasó a la redacción de 'Il Manifesto', donde ha trabajado siempre para la sección de internacional del periódico.
Apasionada del mundo árabe, es especialista en el Magreb, Oriente Medio y la zona del cuerno de África. Fue corresponsal en Afganistán durante la guerra de 2001 y, tras el estallido de la guerra de Irak, estuvo en Bagdad durante los bombardeos de la ciudad, lo que le valió la distinción periodística de 'Cavaliere del Lavoro', según publica la edición digital de 'Il Manifesto'.
En lo relativo a su militancia pacifista, Giuliana es una de las fundadoras del Movimiento por la Paz en los años 80 y fue ella la encargada de leer el manifiesto de su iniciativa en la primera marcha que celebraron. Estaba en Irak desde el 23 de enero, cuando llegó para relevar al corresponsal del diario en la zona, Stefano Chiarini, que recibió la noticia de su secuestro en Amán, la capital de Jordania, desde donde regresaba a Italia.
El regreso a Italia de la periodista Giuliana Sgrena, debía significar un tanto a favor del manejo de la política internacional de Silvio Berlusconi –un empujón justo a tiempo para su coalición gobernante, que enfrenta elecciones regionales en menos de un mes–. En vez de eso, el asesinato del principal negociador, Nicolás Calipari, por el “fuego amigo” de los norteamericanos y el hecho de que Sgrena resultase herida, despertaron un profundo enojo de la opinión pública hacia los norteamericanos y un cortocircuito político en Italia. Sgrena declaró que “todos saben que los norteamericanos están en contra de las negociaciones a favor de la liberación de los rehenes. ¿Por qué entonces debo excluir que fuera blanco del ataque que sufrimos? Los norteamericanos no lo aprueban y por eso trataron de frustrar las negociaciones de todos los modos posibles.” La periodista afirmó que “será más difícil superar la muerte de Calipari que mi secuestro”. El pesar y la admiración de éste rivalizan con una indignación en ebullición hacia sus aliados, que lo asesinaron con una bala en la cabeza. Miles de personas desfilaban frente a su ataúd, que yacía en el Vittoriano en el centro de Roma, dando sus últimos respetos al agente de la inteligencia militar que salvó dos veces la vida de Sgrena, primero asegurando su liberación, y luego oficiando de escudo humano frente al fuego norteamericano en el aeropuerto de Bagdad.El presidente Carlo Azeglio Ciampi anunció la entrega póstuma del más alto galardón militar de honor, la Medaglia d’oro, al ignoto ex funcionario de migraciones que se convirtió en el maestro del bizantino arte de negociar la liberación de rehenes, quien supervisó la liberación de seis italianos cautivos en Irak en 2004, entre ellos la de las dos Simonas.“Espero que el gobierno pueda llegar a la verdad”, dijo el líder de la oposición Romano Prodi. Berlusconi ha competido con Tony Blair por el título del aliado más leal de EE.UU., pero ahora está combatiendo para contener una creciente ola de antiamericanismo que plantea la siguiente cuestión crítica: si Italia, con el tercer contingente militar más grande en Irak después de Gran Bretaña, es el aliado estimado que afirma Berlusconi, ¿por qué los soldados norteamericanos dispararon contra el auto en el que se transportaba a una rehén liberada hacia el aeropuerto de Bagdad y luego trató de sacarse a Italia de encima con explicaciones mentirosas? La Casa Blanca afirmó que Sgrena fue víctima de un “accidente horrible”...

FUENTE: Ana Bravo para El mundo, diario. 4/8/05. España
Peter Popham para The Independent, diario. 7/3/05. Londres

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