El culto al mercado y la ideología del egoísmo social



José Fernández Vega escribe un ensayo crítico en Revista Ñ acerca de dos importantes libros que nos ayudan a entender, en forma crítica, los recientes desastres financieros del capitalismo, el creciente individualismo y, por consiguiente, egoísmo social, así como el papel de la socialdemocracia en Europa y el mundo. Los libros comentados son Algo va mal de Tony Judt (una escritura muy elocuente, clara, documentada y disfrutable) y La Socialdemocracia de Ludolfo Paramio (un trabajo más académico).




En una parte del texto Fernánde Vega escribe:




Algo va mal

despliega un documentado alegato contra los desastres éticos y sociales que deja tras de sí la era neoliberal; el foco del relato está puesto en las adversidades sufridas por los países ricos. Reagan y Thatcher encarnaron la vanguardia del culto al mercado y la demonización del Estado de bienestar y los gremios. Entre las consecuencias de sus triunfos se debe computar que la desigualdad relativa de EE.UU. (según el coeficiente Gini) equivalga ahora a la de China. La familia dueña de la cadena Wal-Mart, por ejemplo, posee una riqueza semejante a la de 120 millones de estadounidenses, el 40% de la población; y en Gran Bretaña, existen más niños pobres que en cualquier otro país de la Unión Europea.


Mientras los mejores escolares ingleses de 1949 se inclinaban por carreras interesantes con un sueldo razonable, hoy sólo buscan cualquier empleo lucrativo. Una generación atrás las escuelas de negocios apenas se conocían fuera de EE.UU. y ahora proliferan por doquier. Los jóvenes de los países más prósperos son muy conscientes de vivir en un mundo lleno de inseguridades: financieras y laborales, existenciales y ecológicas. Ya no creen que puedan vivir una vida más confortable que sus padres, ni que se les abran mayores oportunidades de progreso.




Los universitarios estadounidenses a los que Judt enseñaba se concentran en sus comunidades virtuales y pugnan por el éxito individual en un mundo incierto. No se interesan por los grandes programas históricos que desvelaron a muchos de sus mejores predecesores, sino en asuntos específicos (muchas veces transpolíticos o metahistóricos): identidades sexuales o étnicas, cuestiones ambientales o reivindicaciones puntuales. La privatización alcanzó también sus formas de vida, y el imperio del lenguaje mercantil llegó a procurarles los giros necesarios para la comunicación política y personal. Como sus mayores, terminaron convirtiéndose en ciudadanos aislados y reducidos al papel de consumidores.




Fallecido el año pasado luego de una penosa enfermedad que paralizó su cuerpo, Tony Judt, profesor británico residente en Nueva York y especialista en historia europea, dedicó sus últimos meses a la composición de Algo va mal asistido por amigos y discípulos. Resulta conmovedor que un hombre, en la mayor postración física, y muy consciente de estar atravesando la etapa final de vida, la haya consagrado a escribir un ensayo lleno de energía para explicar con sólidos argumentos que la reinante ideología del egoísmo social fue lo que condujo a una catástrofe social y que el futuro se debería establecer sobre bases muy distintas

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